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martes, 28 de julio de 2009

Flamenco en Toro


Fuente: La Opinión de Zamora (28.07.09)



El cante y los toros, despacito y a compás


Una fiesta con las actuaciones de Azucena Capellán y de cantaores de la zona, preámbulo al «hermanamiento» que preparan la Peña Flamenca y la taurina «La Verónica»


Foto: M. B.. Eva Valle y su padre Cleme, de El Pego, con Paco Bielva, a la guitarra.


M. BARRIO «En el cante, igual que en los toros, despacito y a compás». Son palabras del cantaor jerezano José Mercé, dichas en el transcurso de un encuentro celebrado en Sevilla en el que, junto al diestro Curro Romero, se debatió sobre las conexiones entre el toreo y el flamenco.


Dos artes inseparables que también en Toro han encontrado su nexo a través de la Peña Flamenca y de la Peña Taurina «La Verónica», quienes en la madrugada del pasado domingo organizaron al alimón una fiesta flamenca como preámbulo al acto de «hermanamiento» que tendrá lugar en septiembre u octubre.


Ya lo dice la copla popular: «Los toros y el cante son / dos hermanitos gemelos. / Su pare se llama el arte / y su mare el sentimiento. / El pase de pecho/ es la malagueña,/ pero el pase natural/ la soleá de las buenas».


El sarao toresano tuvo como máximo protagonista el cante, la actuación de la cantaora Azucena Capellán y un pequeño cuadro flamenco, que reunió en el sede de la peña del cante, en la calle Judería, a un buen número de miembros de ambas entidades e invitados. La vallisoletana se arrancó por tientos, bulerías, soleás y fandangos entre otros palos, haciendo versiones aflamencadas de conocidos temas que provocaron muchos aplausos y que consiguieron arrancar del público el «¡eje!» y el «¡ole!», dos voces que, como el sombrero cordobés o como los conceptos de temple o compás comparten el arte de cuchares y el de cabales.


Benito Vega, el presidente de «La Verónica» tenía muy claro el motivo de la fiesta fusión: «toros y flamenco siempre van juntos y, por otro lado, hablamos de dos asociaciones que por separado funcionan muy bien, pero si nos unimos en algunas cosas tendremos más fuerza».


El portavoz de la Peña Flamenca, Tito Bacillo, apostillaba «además, somos muy amigos todos». La asociación taurina se creó hace 18 años y en este tiempo ha celebrado coloquios con la presencia de destacadas personalidades del mundo de los toros y convoca el trofeo de San Agustín, además de organizar visitas y capeas para sus miembros. Recientemente también ha colgado su página web: http://laveronicatoro.atwebpages.com/.


Con veinticinco socios en la actualidad, la Peña Flamenca —tuvo su antecedente más inmediato en una anterior que fue inaugurada en los años 70 en el bar «Alegría» por Antonio Mairena— surgió en el año 2002 de un encuentro entre Tito Bacillo, Felipe Carrasco y Paco Bielva. «Con Bielva aprendimos todos a cantar con guitarra», recordaba Bacillo en un descanso de la fiesta en el que todos compartieron barra y mantel, y con él también se soltaron, como manda la costumbre, al finalizar la actuación de Azucena Capellán.


Por fandangos se arrancaron el propio Tito Bacillo, que inició la ronda; Manolo Gallego, de Pozoantiguo, Ramón Velasco, de Morales de Toro, Privado Aparicio, de El Pego y del mismo pueblo, Cleme, «un monstruo» al que ya le sobra hasta el apellido. No vino solo el Cleme, lo hizo acompañado de su hija Eva Valle, que puso a todos los vellos como escarpias con «Los campanilleros» con los que comenzó y con las granainas con las que continuó. De casta le viene al galgo a este niña de catorce años que va «ensayando a solas» en casa las coplillas que oye a su padre, quien después se encarga de corregirla si ha tenido «algún fallo». De su progenitor, «que canta muy bien», aprendió también Tito Bacillo, a quien de joven, como a tantos otros, «encandiló» el gran Camarón. «En mi casa, todas las celebraciones que ha habido han sido flamencas, cada vez que había algo mi padre se juntaba con la cuadrilla y a cantar», contaba entre entre fandango y fandango. «A mí me gusta todo el flamenco, desde el cante jondo hasta la copla aflamencada o las bulerías por cuplé», añadía, aunque reconoce que en la peña «hay dos grupos, a unos les gusta el cante de Jerez, el puro, y a otros nos gusta todo, éste y el flamenco más fiestero». «Los puristas creen que hay que seguir cantando como hace 60 o cien años, pero otros decimos que no»Bielva, Gallego y Luis Calvo, un zamorano afincado en Toro aficionado al flamenco, que no a los toros, también debatieron sobre el asunto.


—Bielva: «La guitarra se ha ido por su sitio desde que Paco de Lucia empezó a tocar, el baile también ha evolucionado, pero el cante no, hay puristas que creen que hay que seguir cantando como hace 60 o cien años, pero otros decimos que no».


—Gallego: «Yo, si tengo que elegir me quedo con el jondo, aunque reconozco que las peñas deben abarcar todo, porque hay aficionados de todo tipo».El pequeño debate desembocó en el porqué de la importante afición que existe al flamenco en la provincia de Zamora en general y en la comarca de Toro en particular, en el caso que nos ocupa.


—Bielva: «En realidad es un triángulo entre Valladolid, Zamora y Salamanca».


—Calvo: «Bueno, en Salamanca gusta, pero yo creo que entienden bastante menos. En Zamora se sabe mucho de Flamenco. Lo que está claro es que no hay que ser andaluz para que guste o para entenderlo. Andalucía es la cuna, pero una parte del flamenco salió de fuera, salió de Castilla, de Asturias o Galicia. Su origen es una mezcla de todo, de lo que llegaba de arriba a abajo».


—Bielva: «La culpa la tuvieron los moros; luego vinieron los gitanos cogieron las coplas y los romances de por aquí y las amoldaron a su estilo, y han vivido de ello».


—Gallego: «Este es un tema muy complicado para hablarlo en un rato...». La música autóctona más admirada universalmenteYa lo dijo el poeta folklorista y recitador González Hervás, «¡Po no es difisi poder definí lo que e er cante! Es como queré sabé por qué Dios iso d´un güeso a la primera mujé».


Y es que sobre los orígenes del flamenco se han escrito ríos de tinta . No en vano, desde los años sesenta existe la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera, dedicada a fomentar los estudios flamencos de forma más rigurosa.


Dicen algunos investigadores que los gitanos andaluces no crearon el flamenco, si se entiende por crear sacar de la nada, pero sí lo forjaron amalgamando los materiales musicales del folclore andaluz que encontraron -con influencias bizantinas, judías y árabe/moriscas- a su llegada con melodías y ritmos que habían recogido en su peregrinar desde la India hasta Andalucía.


Lo cierto es que la polémica entre los que han defendido el origen del flamenco como un mérito de la raza gitana y los detractores de esta tesis todavía no ha terminado. Si parece estar más probado que la adulteración del arte flamenco y las mistificaciones lamentables llevaron a un desprestigio del cante entre los intelectuales de la generación literaria de 1898 -Ortega y Gasset lo llamó «quincalla meridional fastidiosa» -, y que su rehabilitación fue obra del gran músico español Manuel de Falla . Este , junto con el gran poeta andaluz Federico García Lorca, organizaron en 1922 el Primer Concurso Nacional de Cante Jondo de Granada, pero fracasó, dicen los detractores del purismo, «porque no supieron entender el carácter de arte grande y profesionalizado que por entonces ya tenía el flamenco y se afanaron en balde por buscar una pureza que nunca existió en un arte que siempre se ha caracterizado por la mezcolanza y la innovación personal de sus creadores».


Lo que nadie discute es que «es la música autóctona más admirada universalmente», como bien dijo , el Premio Nacional de Literatura (1972), Manuel Ruíz Ríos. Como tampoco rebate nadie la definición que del cante, al margen de sus orígenes, hizo el poeta José María Pemán: «El cante es un echar por delante las cosas del corazón».


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